martes, 25 de mayo de 2010

¡DEMASIADOS BUENOS!



¿Qué empresa, qué banco, qué gobierno, qué político, qué hombre de negocios va a decir que no quiere a la gente o no busca el bienestar de todos?

Dime entonces por qué muchas empresas cierran sus fábricas en nuestro país y abren otras en China, en Bangladesh, en México. ¿Será por amor a los chinos y a los mejicanos?

Dime: ¿crees que EEUU, el país más rico y poderoso del planeta, sería tan rico y poderoso si no hubiera exterminado a los indígenas de su territorio, si no se hubiera apropiado de sus tierras y de todas sus riquezas y si no hubiera contado con los brazos y el indecible sufrimiento de millones de esclavos negros?

Dime: ¿es el amor por el prójimo lo que inspira a los Bancos, al Fondo Monetario Internacional y a todas las grandes multinacionales que lo hacen y lo deshacen todo sobre la tierra?

¿Acaso sería Europa tan rica, tan poderosa, tan “civilizada” si no hubiera estirado sus tentáculos sobre las dos Américas, sobre África, Medio Oriente, Asia y Oceanía y si no les hubiera chupado toda la sangre que pudo?

¿Es acaso por amor al prójimo que EEUU y Gran Bretaña invadieron Irak?

Y, sin embargo, un sinnúmero de ciudadanos de esos países, una gran cantidad de dirigentes de esos bancos, de esas multinacionales, de esos gobiernos todopoderosos están convencidos de que son buenos cristianos o judíos fervorosos. Muchos hasta proclaman estrepitosamente su fe y no temen afirmar que adhieren de todo corazón a los diez mandamientos de Moisés.

Pues bien, yo te lo digo: “buenos” tenemos de sobra sobre la tierra; lo que más falta son hombres y mujeres que amen la JUSTICIA.

A ver qué dice San Gregorio, un padre de la iglesia, sobre este tema:

“Cuando damos lo que necesitan a los pobres, no les estamos dando algo que es nuestro, sino que les devolvemos algo que es de ellos; ese acto no es de misericordia sino de justicia”.